No siempre es sencillo. Sin embargo, existen algunas pautas que te ayudarán a conseguirlo





Una de las cosas más complicadas a la hora de cuidar la línea consiste, lo sabemos de sobra, en controlar el apetito. Es evidente que para conseguirlo la fuerza de voluntad se convierte en nuestra principal arma. Pero si, además, sumamos una serie de hábitos de alimentación, el ‘reto’ resultará menos complicado de sobrellevar. Estas son algunas pautas básicas:

Mientras comas no hagas nada 


Siéntate a comer sin hacer nada más (ver la TV, leer, trabajar…). Si te resulta complicado, puede ser una señal de que el placer que experimentas comiendo esté relacionado con otras actividades y no responde a la satisfacción del hambre real. 

Come despacio 



Comer demasiado rápido impide que el control interno de tu organismo te haga saber cuándo has comido lo suficiente, pudiendo llegar a comer en exceso. 

Come siempre que puedas en el mismo lugar 



Escoge un lugar de tu casa o del trabajo donde comer y no hagas nada más en él. Esto hará menos probable que picotees mientras haces otras cosas. 


Ponte en el plato sólo lo que vas a comer 



Esto te ayudará a controlar mejor lo que comes. Si comes en casa, sírvete el plato en la cocina y no lleves al comedor el puchero o fuente de comida. Así, evitarás más fácilmente la tentación de repetir. 



¿Hambre real o ficticio? 


Hay dos tipos de hambre, la que responde a una necesidad fisiológica de ingerir alimentos (hambre física o real) y, como te comentábamos antes, la que responde a factores emocionales o del entorno como, por ejemplo, la ansiedad, el estrés, el aburrimiento, las reuniones sociales, etc (hambre psicológica o no real). Por ello, aprender a diferenciar entre el hambre real y el simple antojo es fundamental, porque mientras que comer cuando tu cuerpo necesita un aporte de nutrientes, te ayuda a mantener el equilibrio energético y a cuidar tu línea, hacerlo por otros motivos te podría llevar a un consumo excesivo y al sobrepeso. 


La importancia de comer varias veces al día 


Ingerir un snack o tentempié saludable a media mañana o media tarde, cuando aparecen esos pequeños momentos de hambre, te ayuda a cuidar la línea porque favorece el balance energético. Así, satisfacer el apetito entre horas te ayuda a llegar mejor a la siguiente comida y a mantener la línea, ya que estarás repartiendo el aporte energético diario de una manera más equilibrada.


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